Sobre mí

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Nos dicen que hay que aprender de los errores, pero hay errores que, lejos de enseñarnos, nos hunden más profundo. No basta con errar para aprender, sino seríamos todos sabios. Necesitamos una mentalidad particular y ciertos vínculos o entrono para que eso ocurra.

 

Generalmente, a la vida le importa poco si estamos preparados o no para enfrentar lo que nos toca. En la vida real, no podemos pausar una conversación y ver cómo se siente el otro. No podemos rebobinar una decisión y probar qué pasaría si actuamos distinto. No podemos sacar ese elenco de personajes que tenemos dentro y mirarnos desde afuera.

 

Pero en psicodrama, sí.

 

Soy Damián Kaplan, doctor en Psicología, psicoanalista vincular y especialista en psicodrama. Y te entiendo si ya intentaste cambiar y no pudiste. Si leíste, reflexionaste, hablaste, pero al final del día, las mismas escenas se repiten. Porque la transformación no pasa solo en la cabeza, pasa en la acción.

Lo sé porque me pasó a mí. Siempre fui más bien racional, analítico, amante de la ciencia y la epistemología. Yo no me enojaba, pero escribía un artículo acerca de la ira.

La primera vez que vi una escena de psicodrama, me pareció algo agarrado de los pelos, sin rigurosidad ni método. Pero algo pasó. Vi cómo otros tomaban roles, se conmovían, se sorprendían. Luego de un tiempo me animé también a ser protagonista y registrar con asombro cómo iba cambiando allí mismo, durante la escena.

Desde entonces, mi trabajo es ayudar a otros a atravesar sus propias escenas temidas, habilitando el espacio para las escenas deseantes. Y lo mejor de todo, divirtiéndome mucho en el proceso.  

 

En los grupos y programas la invitación es a ensayar nuevos caminos sin miedo a las consecuencias. Podés frenar una escena en el momento en que no sabes qué decir y probar otra respuesta. Podés cambiar de rol y experimentar lo que siente el otro. Podés verte desde afuera en acción y descubrir lo que desde adentro no habías notado.

 

Acá no vas a hablar de lo que te pasa, vas a vivirlo de otra forma, con palabra incluidas.

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Porque cuando lo ensayamos, cuando lo vivimos, el cambio deja de ser una idea… y empieza a ocurrir.

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